jueves, 30 de abril de 2015

Conozcamoslo mejor

Conocer es comprender. Por ello, te proponemos un repaso por todo lo relacionado con el trastorno del espectro autista, desde sus tipos y síntomas, pasando por el tratamiento y las nuevas terapias.
http://dicendel.blogspot.com.es/

sábado, 25 de abril de 2015

Los absurdos

Tareas domesticas II

¿Qué tareas domésticas puede hacer mi hijo?

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Tu hijo es capaz de hacer muchas más cosas de las que crees. Tan solo necesita oportunidad para hacerlo y que tú creas en él. Y, por supuesto, que valores lo que hace bien y que le permitas equivocarse de tanto en tanto para que pueda aprender de sus errores.

A continuación te ofrecemos un breve listado de tareas que tus hijos pueden hacer desde que son muy pequeños. No los subestimes: ellos son capaces de hacer cualquier cosa adaptada a su edad madurativa. El obstáculo somos a veces los padres que preferimos acabar rápido, haciendo nosotros mismos las cosas o pensando erróneamente que no tienen edad o capacidad de hacerlas.

Para niños de 2 a 3 años:
Apilar los periódicos viejos para reciclar
Regar las plantas
Comer sin demasiada ayuda
Vestirse y desvestirse con ayuda
Recoger los juguetes y guardarlos
Poner los vasos y platos de plástico en la mesa, junto con las servilletas
Retirar su plato de la mesa y dejarlo en el mostrador
Guardar y sacar alimentos de los cajones inferiores de la cocina
Lavarse los dientes con repaso de un adulto

Para niños de 4 a 5 años:
Ayudar en el supermercado cogiendo los alimentos de los estantes más bajos
Dar de comer a la mascota
Colocar las sillas correctamente después de terminar de comer
Clasificar los cubiertos limpios en el cajón
Poner y quitar la mesa
Ayudar a recoger las hojas del jardín y a regar las plantas
Ayudar a quitar el polvo
Poner su plato en el fregaplatos
Poner mantequilla en su bocadillo
Reponer el papel higiénico de los lavabos

Para niños de 6-7 años:
Ayudar a hacer la lista de la compra y a comprar en el supermercado
Hacer un bocadillo sencillo con mantequilla y embutido
Ayudar a llenar el fregaplatos
Tirar su ropa a lavar
Limpiarse los zapatos
Ayudar a hacer la lista de la compra
Contestar al teléfono correctamente
Asearse correctamente (lavarse la cara, peinarse…)
Mantener la mesa de su cuarto ordenada
Preparar su ropa del día siguiente
Escribir la lista de la compra

Para niños de 8-9 años:
Hacer su cama con alguna dificultad
Preparar el bocadillo del colegio sin ayuda
Ayudar a pasar la aspiradora, barrer y fregar el suelo
Clasificar la ropa sucia en dos montones: color y blanca
Guardar la ropa limpia en el armario
Sacar la basura
Ayudar a lavar el coche
Atarse los zapatos con cordones
Lavarse los dientes sin ayuda y eficazmente
Arrancar las malas hierbas del jardín
Prepararse el día anterior el equipo de deporte y la mochila sin recordatorios
Cepillarse los zapatos al llegar del colegio

Para niños de 10-11 años:
Ducharse sin ayuda
Mantener el armario y cajones ordenados
Hacer los deberes sin ningún recordatorio
Dar de comer a un hermano pequeño
Llenar el fregaplatos colocando cada cosa con criterio de eficacia
Poner en marcha el fregaplatos, lavadora o secadora
Controlar sus propias citas: dentista, oculista, fútbol, natación.
Organizar su propio cumpleaños: llamar a los amigos por teléfono, participar en la preparación de la merienda.
Cambiar las toallas sucias por las limpias
Recoger el correo

Para niños de 12-13 años:
Hacer la cama perfectamente
Organizar con ayuda su horario de estudio
Servir en la comida al resto de la familia
Coger trasportes públicos sin compañía
Hacer determinados recados para la familia: comprar el pan, el periódico, la fruta.
Ser responsables de sus propias aficiones: raqueta de tenis, pinturas, balón de fútbol, libros.
Controlar los libros que presta a otros amigos y hacer seguimiento
Ayudar a vestir y desvestir a sus hermanos y acostarlos
Bañar a un hermano pequeño
Ayudar a los padres en las pequeñas tareas de reparación de la casa
Recoger y limpiar la cocina
Tender la ropa o sacar la ropa de la secadora y doblar lo que no necesite plancharse
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos


Tareas domesticas

Los hijos y las tareas domésticas
Con lo fácil que era antes, ni siquiera tenías que pedírselo: en cuanto tu pequeño te veía con el trapo en la mano corría a ayudarte, y es que le encantaba imitarte. Ahora se le ocurren mil cosas mejores antes que sacar los platos del lavavajillas. Imitar ciertas conductas ya no tiene aliciente, sin embargo, ahora puedes convencerle de otras maneras: tu hijo ha madurado mucho en su capacidad de reflexión y comprensión.

Es importante que tu hijo colabore en las tareas domésticas, no sólo porque os descargue de algo de trabajo sino, sobre todo, porque es bueno para su desarrollo psicosocial. Si quieres que el día de mañana sea una persona más responsable, debe empezar por responsabilizarse de sus pequeñas obligaciones en la casa. Es frecuente oír a muchas familias que sus hijos adolescentes no contribuyen nada en los trabajos domésticos. Pero también es frecuente oír, cuando los niños todavía son pequeños, “ya le tocará hacerlo cuando sea mayor” y ver cómo sus padres hacen todas las tareas sin exigirles nada.

Si un niño nunca ha tenido que colaborar en casa, no se puede pretender que con 13 años empiece a hacerlo de forma espontánea. La colaboración y el sentido de la obligación es algo que hay que fomentar desde que son pequeñitos.

Cómo contribuye a su desarrollo personal

Responsabilidad: Al depender de ellos ciertos aspectos del buen funcionamiento de la casa su sentido de la responsabilidad aumenta.
Independencia: Al no darles todo hecho estamos contribuyendo a que maduren y sean más autónomos.
Autoestima: Ver que en casa se les confían trabajos que contribuyen al bienestar de toda la familia puede ser muy gratificante, incluso aunque suponga un esfuerzo.
Adaptación social: Adquirir cierto compromiso con las tareas del hogar cuando aún son pequeños les ayudará más tarde a incorporarse a una sociedad en la que hay que trabajar, tanto fuera como dentro del hogar.
Valoración del trabajo: Al aportar su granito de arena comprenden mejor el esfuerzo y la importancia del trabajo de los demás.
Cooperación: En el hogar se pueden aprender muy bien las ventajas de colaborar; trabajando todos en equipo las cosas salen mejor y se terminan antes.
Cómo hacer para que colabore

Razonar, negociar y motivar son las estrategias claves para conseguir que tu hijo colabore en las obligaciones domésticas.
Explícale por qué debe ayudaros, hazle ver las ventajas de que participe en los trabajos de casa. Por ejemplo, si te ayuda a guardar la ropa en los armarios, terminaréis antes y podrás jugar con él a lo que quiera. Ésta es también una forma de motivarle; colaborando entre todos las obligaciones se resuelven más rápido y hay más tiempo para dedicar a actividades familiares de ocio.

Vuestra actitud cuenta muchísimo:

Cuando le pidas algo, déjale un tiempo razonable para cumplirlo.
Si está enfrascado en una actividad, espera a que la termine. Así verá que respetas sus intereses y no estará tan inclinado a rebelarse contra tu petición.
Valora sus intentos y su buena disposición más que sus resultados. Si no ha dejado la habitación tan limpia como esperabas pero lo ha intentado felicítale por ello.
Deja que solucione él solo las pequeñas dificultades que se le presenten. Si haces las cosas por él por que a ti te salen mejor terminará por pensar: “para que voy a esforzarme si ya hay quien lo hace por mí”.
  En casa no se debe hablar de las tareas domésticas como algo desagradable pues podrían ser interpretadas como una forma de castigo.
¿Se deben recompensar las tareas domésticas?

Colaborar es una regla de convivencia. Todos los miembros de una familia deben contribuir al buen funcionamiento del hogar. Hay muchas cosas que los hijos pueden hacer sin que deban por ello esperar más que el respeto y el cariño de sus padres. Encargarse de sus propias cosas debe ser la principal tarea doméstica de cualquier hijo como hacer la cama y mantener el cuarto ordenado. Pero hay otras muchas cosas en las que puede colaborar en función de su edad como regar las plantas, poner y recoger la mesa, limpiar, sacar la basura, participar en la compra y en la cocina, etc.

Siempre hay que tener en cuenta las circunstancias, nunca debemos olvidar que su principal obligación son las tareas escolares y son a las que debe dedicar verdadera atención. Y debemos tener en cuenta que los niños necesitan tiempo para jugar. A veces los padres interpretan las actividades extraescolares como tiempo de ocio mientras que para el niño son auténticas obligaciones.
Es fundamental que las tareas domésticas se compensen en su justa medida con las obligaciones escolares y extraescolares dejando un amplio margen de tiempo libre y puramente lúdico para que el niño lo dedique a sus aficiones.

Aunque ayudar en casa sea una responsabilidad más, existen excepciones en las que se puede recompensar, por ejemplo, cuando se le pide un trabajo especial como pintar la valla del jardín. De esta forma se incentiva su trabajo y se le demuestra que también sabemos valorar cuándo está haciendo un esfuerzo extra.

¿Quién hace qué en casa?

El hogar es hoy por hoy el principal foco de aprendizaje de los estereotipos. Las cosas están cambiando pero todavía existen los roles masculino y femenino en cuanto a las tareas que cada uno debe desempeñar en el hogar. Para no contribuir más al concepto erróneo de “tareas de niño – tareas de niña” hay que educarles desde el principio en la igualdad, a través de dos caminos:

Lo que ven: tanto mamá como papá deben participar en las tareas domésticas.
Lo que hacen: las diferentes obligaciones de los hijos deben estar en función de factores como la edad o la capacidad, pero no el sexo. Si siempre pides a tu hija que te ayude en la cocina, su hermano no sólo no aprenderá a hacerlo sino que terminará viéndolo como una obligación inherente al sexo femenino y, por tanto, de la que él está excluido.
Esther García Schmah
Pedagoga


miércoles, 22 de abril de 2015

Seres especiales

A lo largo de nuestra vida, algunos, tenemos la oportunidad  de encontrar seres especiales, seres que pudiendo parecer insignificantes, son grandes, sabios, hermosos; seres que llenan de luz cualquier obscuridad tan solo con su  presencia. 
Son seres que aparecen en nuestra vida como estrellas fugaces, seres destinados a enseñarnos a amar, a valorar, a comprender el verdadero sentido de la palabra felicidad, te enseñan a disfrutar de cada día, de cada segundo... seres valientes que hacen de su existencia una lucha constante para robar a la muerte cualquier instante con el que poder enseñarnos una nueva lección de vida.
Yo tuve la fortuna de conocer a algunos de esos seres, fue breve, mucho mas de lo que hubiese deseado, pero suficiente para aprender varias de esas lecciones.
 Los encontré en uno de esos jardines donde las libélulas mueven sus alas, haciendo sonar un dulce silbido para captar la atención de alguna que otra tortuguita, que con una enorme sonrisa camina alegremente sin pensar mas que en la libertad.
Como he dicho antes, son seres especiales, tan especiales como  el mundo que les rodea, nacidos del amor y alimentados entre risas y llantos con toda la fuerza que una madre puede trasmitir a sus hijos, madres luchadoras que no admiten un no por respuesta,  madres para las que cada nuevo día es un regalo; que observan  a esos seres incansablemente,  grabando a fuego cada imagen  en sus retinas para que jamas puedan borrarse. Madres que transforman los segundos en minutos, conscientes de que en cualquier momento, Dios puede reclamar lo que es suyo y dejarlas con un vacío tan grande, que tan solo los recuerdos vividos podrán llenar con el tiempo.
A  todos esos seres me gustaría desearles que allá en el cielo encuentren ese lugar privilegiado que les pertenece y a todas esas madres, les queria agradecer con todo mi cariño y admiración que nos hayan permitido aprender tanto de ellas como de esos maravillosos seres que son sus hijos. Gracias.
Lola Mateos M.