sábado, 25 de abril de 2015

Tareas domesticas

Los hijos y las tareas domésticas
Con lo fácil que era antes, ni siquiera tenías que pedírselo: en cuanto tu pequeño te veía con el trapo en la mano corría a ayudarte, y es que le encantaba imitarte. Ahora se le ocurren mil cosas mejores antes que sacar los platos del lavavajillas. Imitar ciertas conductas ya no tiene aliciente, sin embargo, ahora puedes convencerle de otras maneras: tu hijo ha madurado mucho en su capacidad de reflexión y comprensión.

Es importante que tu hijo colabore en las tareas domésticas, no sólo porque os descargue de algo de trabajo sino, sobre todo, porque es bueno para su desarrollo psicosocial. Si quieres que el día de mañana sea una persona más responsable, debe empezar por responsabilizarse de sus pequeñas obligaciones en la casa. Es frecuente oír a muchas familias que sus hijos adolescentes no contribuyen nada en los trabajos domésticos. Pero también es frecuente oír, cuando los niños todavía son pequeños, “ya le tocará hacerlo cuando sea mayor” y ver cómo sus padres hacen todas las tareas sin exigirles nada.

Si un niño nunca ha tenido que colaborar en casa, no se puede pretender que con 13 años empiece a hacerlo de forma espontánea. La colaboración y el sentido de la obligación es algo que hay que fomentar desde que son pequeñitos.

Cómo contribuye a su desarrollo personal

Responsabilidad: Al depender de ellos ciertos aspectos del buen funcionamiento de la casa su sentido de la responsabilidad aumenta.
Independencia: Al no darles todo hecho estamos contribuyendo a que maduren y sean más autónomos.
Autoestima: Ver que en casa se les confían trabajos que contribuyen al bienestar de toda la familia puede ser muy gratificante, incluso aunque suponga un esfuerzo.
Adaptación social: Adquirir cierto compromiso con las tareas del hogar cuando aún son pequeños les ayudará más tarde a incorporarse a una sociedad en la que hay que trabajar, tanto fuera como dentro del hogar.
Valoración del trabajo: Al aportar su granito de arena comprenden mejor el esfuerzo y la importancia del trabajo de los demás.
Cooperación: En el hogar se pueden aprender muy bien las ventajas de colaborar; trabajando todos en equipo las cosas salen mejor y se terminan antes.
Cómo hacer para que colabore

Razonar, negociar y motivar son las estrategias claves para conseguir que tu hijo colabore en las obligaciones domésticas.
Explícale por qué debe ayudaros, hazle ver las ventajas de que participe en los trabajos de casa. Por ejemplo, si te ayuda a guardar la ropa en los armarios, terminaréis antes y podrás jugar con él a lo que quiera. Ésta es también una forma de motivarle; colaborando entre todos las obligaciones se resuelven más rápido y hay más tiempo para dedicar a actividades familiares de ocio.

Vuestra actitud cuenta muchísimo:

Cuando le pidas algo, déjale un tiempo razonable para cumplirlo.
Si está enfrascado en una actividad, espera a que la termine. Así verá que respetas sus intereses y no estará tan inclinado a rebelarse contra tu petición.
Valora sus intentos y su buena disposición más que sus resultados. Si no ha dejado la habitación tan limpia como esperabas pero lo ha intentado felicítale por ello.
Deja que solucione él solo las pequeñas dificultades que se le presenten. Si haces las cosas por él por que a ti te salen mejor terminará por pensar: “para que voy a esforzarme si ya hay quien lo hace por mí”.
  En casa no se debe hablar de las tareas domésticas como algo desagradable pues podrían ser interpretadas como una forma de castigo.
¿Se deben recompensar las tareas domésticas?

Colaborar es una regla de convivencia. Todos los miembros de una familia deben contribuir al buen funcionamiento del hogar. Hay muchas cosas que los hijos pueden hacer sin que deban por ello esperar más que el respeto y el cariño de sus padres. Encargarse de sus propias cosas debe ser la principal tarea doméstica de cualquier hijo como hacer la cama y mantener el cuarto ordenado. Pero hay otras muchas cosas en las que puede colaborar en función de su edad como regar las plantas, poner y recoger la mesa, limpiar, sacar la basura, participar en la compra y en la cocina, etc.

Siempre hay que tener en cuenta las circunstancias, nunca debemos olvidar que su principal obligación son las tareas escolares y son a las que debe dedicar verdadera atención. Y debemos tener en cuenta que los niños necesitan tiempo para jugar. A veces los padres interpretan las actividades extraescolares como tiempo de ocio mientras que para el niño son auténticas obligaciones.
Es fundamental que las tareas domésticas se compensen en su justa medida con las obligaciones escolares y extraescolares dejando un amplio margen de tiempo libre y puramente lúdico para que el niño lo dedique a sus aficiones.

Aunque ayudar en casa sea una responsabilidad más, existen excepciones en las que se puede recompensar, por ejemplo, cuando se le pide un trabajo especial como pintar la valla del jardín. De esta forma se incentiva su trabajo y se le demuestra que también sabemos valorar cuándo está haciendo un esfuerzo extra.

¿Quién hace qué en casa?

El hogar es hoy por hoy el principal foco de aprendizaje de los estereotipos. Las cosas están cambiando pero todavía existen los roles masculino y femenino en cuanto a las tareas que cada uno debe desempeñar en el hogar. Para no contribuir más al concepto erróneo de “tareas de niño – tareas de niña” hay que educarles desde el principio en la igualdad, a través de dos caminos:

Lo que ven: tanto mamá como papá deben participar en las tareas domésticas.
Lo que hacen: las diferentes obligaciones de los hijos deben estar en función de factores como la edad o la capacidad, pero no el sexo. Si siempre pides a tu hija que te ayude en la cocina, su hermano no sólo no aprenderá a hacerlo sino que terminará viéndolo como una obligación inherente al sexo femenino y, por tanto, de la que él está excluido.
Esther García Schmah
Pedagoga


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